Es una sesión que se celebrará a las 17:00 horas en el salón de actos del Colegio Oficial de Veterinarios de la Provincia de Huesca. Será impartida por Consuelo Rubio, de la Agencia Española de Medicamentos Veterinarios y Productos Sanitarios (AEMPS), y Cristina Muñoz, licenciada en Veterinaria por la Universidad de Madrid y coordinadora del Plan Nacional.
La carta de presentación de esta jornada técnica dice lo siguiente en cuanto al objetivo que se persigue:
“El desarrollo y diseminación de resistencias a los antibióticos es actualmente uno de los principales problemas de salud pública y sanidad animal, y los profesionales sanitarios son los principales actores en la puesta en marcha de la estrategia de uso prudente de los antibióticos.
Es por ello por lo que la formación debe abarcar todas las etapas de la vida profesional, y debe ser una formación de tipo continuado que incluya todos los aspectos del uso prudente de los antibióticos, las consecuencias del uso indebido de los mismos y el desarrollo de resistencias.
El objeto de esta jornada es completar la formación de los profesionales en este ámbito, con material actualizado y dinámico que les muestre los últimos retos en política de uso racional de antibióticos”.
La inscripción a esta jornada técnica se puede formalizar a través del correo electrónico info@covhuesca.org y el fax 974 224 057.
Este evento forma parte de un ciclo organizado por el Colegio de Veterinarios de Huesca y que se abría días atrás con la participación de Ramón Nasarre, veterinario y asesor técnico de la Dirección General de Alimentación y Fomento Agroalimentario del Gobierno de Aragón.
Decía que “la falta de control en la prescripción de medicamentos llega a producir resistencias en los gérmenes a los antibióticos; el cuerpo del animal y del ser humano no son los que se acostumbran a los antibióticos, sino el germen”.
Añadía que hay gérmenes que se quedan “vacunados”, llegándose a una situación de falta de eficacia del medicamento por leve que sea la infección.
Ramón Nasarre defendía, por este motivo, unas buenas prácticas en el ejercicio de la profesión veterinaria, es decir, en el diagnóstico, prescripción y tratamiento, y en el seguimiento de éste. De lo contrario, afirma, hay consecuencias en la cabaña ganadera, que pueden trasladarse a la población humana a lo largo de la cadena.